Norrie y Badosa, campeones de un Indian Wells atípico
Los títulos obtenidos por Cameron Norrie y Paula Badosa concluyeron, este domingo, con una edición muy particular del Master 1000 de Indian Wells. Repasamos tres factores clave para que este torneo no pase como uno más, sino que vaya a ser recordado durante los próximos años.
En primer lugar, el cambio de fecha. La pandemia no permitió que se juegue en 2020 ni este año en marzo, fecha que es habitual en el calendario tenístico para la actividad en el desierto de California. Se debió aplazar para el mes de octubre.
“Desde la reanudación del circuito en agosto de 2020 hemos adoptado una postura ágil con ánimo de albergar tantos torneos como fuera posible. Hemos echado de menos Indian Wells en los últimos dos años. Su regreso es bueno para el tenis. Me gustaría agradecer a todos los torneos que ocupan esta parte de la temporada”, había dicho, en su momento, Andrea Gaudenzi, Presidente de la ATP. Primer cambio importante.
Luego, ya en lo estrictamente tenístico, hubo un hecho que comenzó a generar polémica desde las primeras rondas: la velocidad del juego como consecuencia de las bolas Penn, las más pesadas del circuito.
Indian Wells suele ser un torneo con unas condiciones de juego más lentas que el resto de los que se juegan en canchas rápidas. No es casualidad, por esta razón, que, por ejemplo, Rafael Nadal, especialista en polvo de ladrillo, tenga aquí su mejor efectividad sobre esta superficie en M1000 (83%) y tres títulos (2007, 2009 y 2013).
Algunos jugadores, según su estilo de juego, se ven favorecidos por esta situación y otros perjudicados, pero es indudable que las condiciones fueron distintas este año y eso pudo haber tenido gran importancia en el desarrollo de los partidos.
“En el US Open, la pelota estaba muy viva y no podías controlarla. Acá podés controlarla más”, comentó Iga Swiatek en conferencia de prensa, siguiendo la línea de lo que había dicho Andy Murray. Stefanos Tsitsipas, por su parte, se mostró disconforme: “Los tenistas no estamos acostumbrados a jugar con pelotas Penn. Son un poco más pesadas que las que usamos en el resto de los torneos y se dificulta”.
Sea por el cambio de fecha, el cambio de bolas o por alguna otra circunstancia que desconocemos, los resultados fueron sorpresivos. En la rama masculina, por primera vez en la historia de los Master 1000, categoría de torneos instaurada en el año 1990, los cuatro semifinalistas se ubicaban afuera del Top 25 del Ranking ATP: Cameron Norrie (26) vs Grigor Dimitrov (28) y Taylor Fritz (39) vs Nikoloz Basilashvili (36). Fue también la primera vez que esto ocurría en Indian Wells, desde sus inicios en 1974.
El título de campeón cayó por cuarta vez en la historia del lado de un jugador ubicado fuera de los 25 primeros en el escalafón mundial. Y tal como había sucedido en 1991 (Jim Courier), 2000 (Alex Corretja) y 2010 (Ivan Ljubicic), fue el número 26 del mundo el que se acabó consagrando. En este caso, Norrie. Fue, además, el primer británico en lograrlo, luego de las finales perdidas por Greg Rusedski (1998 vs Marcelo Ríos), Tim Henman (2002 y 2004 vs Hewitt y Federer respectivamente) y Andy Murray (2007 vs Nadal).
En la rama femenina, la nota la dio Paula Badosa. La española empieza a demostrar con grandes actuaciones todo lo que de ella se esperaba cuando fue campeona de Roland Garros Junior en 2015. Ya se había alzado en mayo con su primer título profesional en Belgrado, pero en esta ocasión se dio un lujo grande. No solo por tratarse de un WTA 1000, sino por el complejo cuadro que pudo sortear: Gauff, Krejcikova, Kerber, Jabeur y Azarenka. Todo en una semana. ¡Brillante!
Y, por si fuera poco, se metió en el lote de las jugadoras clasificadas a las WTA Finals a disputarse en Guadalajara. Hoy está octava a escasos 92 puntos de Ons Jabeur. Algo similar le sucede a Norrie. Está décimo en la carrera a Turín, pero por la baja anticipada de Rafa Nadal se ubica noveno y persigue de cerca a Hubert Hurkacz, el último que estaría clasificando.