Rafael Nadal y su presa número 21
Rafael Nadal ha conseguido lo que creía imposible: salir de Melbourne con el trofeo en Australian Open. Fue una actuación inesperada para el español, lesionado durante meses e inseguro hasta hace unas semanas.
Es más esta victoria sobre sí mismo por todo lo que tuvo que sobrepasar y que lo lleva a este título récord de 21º Grand Slam.
En su mente, juega, lucha, por la superación de sí mismo, no para superar a los demás, si no en un partido, en un cara a cara directo. El resto no depende de él. Es dueño de sus propios logros, no de los de Djokovic o Federer. Este estado de ánimo, fue quizás aún más frecuente durante este Abierto de Australia 2022. Porque ha llegado tan lejos, porque no tenía garantizada su presencia en las antípodas hace sólo seis semanas y porque una victoria final en Melbourne, apenas pasaba por su mente antes de jugar su primer partido de la temporada. Pero todo eso es lo que distingue a esta leyenda del tenis, y que se puede definir con una sola palabra : ‘resiliencia’ .
Este es el principal mérito que se otorga a sí mismo: su comportamiento, más que su victoria. El camino, más que el destino. "Nunca diré 'me lo merezco' porque mucha gente lucha y mucha gente se lo merece. Pero realmente creo que mi mentalidad es muy positiva. En los últimos seis meses he luchado mucho para volver a las canchas", explica, antes de afirmar lo que todavía le acompaña: "El amor por el juego, la pasión, la actitud positiva y las ganas de trabajar". Y las personas adecuadas a mi lado, que me han ayudado cada día".
Ahora que ha logrado lo que parecía casi imposible, Nadal no ha cambiado de opinión. Sabe que este 21º título de Grand Slam le convierte en el jugador número uno de la historia del tenis, al menos según ese criterio. Es fantástico ganar otro título de Grand Slam en este momento de mi carrera", dijo el domingo en una conferencia de prensa a las 2 de la madrugada. Significa mucho y sé que el 21 es un número especial. Sé lo que significa. Así que me siento honrado. Tengo la suerte de haber conseguido algo grande de nuevo en mi carrera tenística".
Pero si su casa de Grand Slam es más grande que la de cualquiera de sus vecinos, no le importa, Rafa: "Honestamente, esta noche no me importa si soy el mejor jugador de la historia o no. No le doy mucha importancia". Este domingo por la noche quizás incluso menos de lo habitual. "Para mí es más importante haber ganado un segundo Abierto de Australia que cualquier otra cosa. Eso significa mucho para mí. Más que ganar mi segundo Open de Australia, más que nada".
Ya sea su 15º, 18º o 21º título, lo saborea quizás más que ningún otro, no porque signifique un récord o un paso más en la leyenda, sino por los meses difíciles que lo preceden. Su regocijo está ahí. "Pasé por momentos muy difíciles, tuve conversaciones muy duras porque no sabíamos si iba a poder volver al circuito", recordó el mallorquín. Me sentí abrumado por las emociones durante todo el partido. Este 21º título de Grand Slam me ha hecho sentir más emociones que el primero (Roland Garros 2005). No hay duda de ello. Al final de tu carrera, valoras mejor esos momentos porque sabes que es menos probable que se repitan. Así que sí, estoy orgulloso, la satisfacción personal es mayor que hace años".
Ahora dicho todo esto, ¿Quién es el verdadero GOAT?