Cuanto más se acercaba la final del Abierto de Australia, más explicaba Elena Rybakina que su experiencia en Wimbledon, donde ganó su primer título de Grand Slam hace siete meses, le serviría para saber cómo afrontar estos partidos decisivos en este torneo. Y queríamos creerla, porque levantar un Major es una experiencia única y para pocos en el tenis. Esto podría ser sin duda una ventaja en esta final, especialmente contra una Aryna Sabalenka cuyos nervios están siempre a flor de piel y que nunca había ganado un torneo ‘grande’.

Quedaba por ver cómo manejaría los jugadores sus emociones. Especialmente Sabalenka, tan a menudo traicionada por su mente en los grandes partidos de su carrera hasta ahora. La forma en que se derrumbó en la cancha luego del punto de partido, abrumada por sacudidas de alegría, demostró cómo supo controlarse durante el partido.

Con el título en el bolsillo, ya todo era felicidad y se le notaba en su sonrisa. Pero durante el partido supo manejarse como indican estos partidos grandes. Incluso cuando su cuarta doble falta dio a Rybakina un break decisivo en el primer set, nunca salió de su juego. Nunca se la vio ir a su esquina y perder el ímpetu tras perder puntos. Después de tanta lucha se le dio a la bielorrusa y volverá al número dos del mundo a partir del lunes. ¡Felicitaciones Aryna !